Big

Me fui a la cama a la 1:30, a las 2:26 seguía despierta

No quedaban palabras, las habíamos dicho todas.
Quería ir con él, quería escribirle, llamarle, y decirle todo lo que necesito, que me busque más de lo que lo hace, que no me dé la opción de hablarle cuando quiera, no me vale, no es cuando yo quiera porque yo siempre quiero y él también debería querer siempre. Que insista, porque indirectamente estoy pidiendo más de él, pero no-se-da-cuenta.

En las relaciones amorosas hay una línea muy fina entre el placer y el dolor. Mucha gente cree que una relación sin dolor es una relación que no vale la pena. Para algunos el dolor implica evolución, pero, ¿cómo saber dónde acaba el dolor evolutivo y empieza el dolor lacerante?

Véte a por un cóctel, piensas, pero no. No es cuestión de cócteles es cuestión de decencia humana, es cuestión de asumir responsabilidades, es cuestión de ser adulto, de ser un hombre.

Se trata de que nos estamos acercando y tú estás tan acojonado que necesitas poner un océano entre medio.
Estaba furiosa, con él, más bien conmigo misma. Puede que él tuviera el látigo pero yo era la que me había atado. 

Era adicta al dolor, al exquisito dolor de querer a alguien tan inalcanzable.

Basta, pensé, pero no había nada de exquisito en ello.

J.



Comentarios

Entradas populares